WILMINGTON, Del. — Entrando a un centro comunitario repleto de estudiantes de último año de secundaria, Atnre Alleyne tiene algunos consejos para la audiencia, miembros de la primera clase de solicitantes universitarios que serán influenciados por el fallo de la Corte Suprema del pasado junio que derribo las admisiones con conciencia racial.
“Hay que obtener buenas calificaciones, hay que encontrar una manera de hacer lo académico, pero también convertirse en líderes”, dijo Alleyne, el enérgico cofundador y director ejecutivo de TeenSHARP, una organización sin fines de lucro que prepara a estudiantes de entornos subrepresentados para la educación superior. “¡En sus escuelas, hagan algo! Luchen por la justicia social”.
A varios de los participantes de TeenSHARP reunidos ahí, que son predominantemente negros o hispanos, les preocupa que sus posibilidades de ingresar a escuelas de primer nivel hayan disminuido con la decisión del tribunal. Se preguntan qué decir en sus ensayos de admisión y qué tan cómodos se sentirán en campus que podrían volverse cada vez menos diversos.
En esta noche de otoño, Alleyne y su equipo responden preguntas de las docenas de estudiantes a quienes asesoran, sobre todo, desde plazos de aplicación temprana hasta qué escuelas tienen más probabilidades de otorgar becas y ayuda generosa financiera. El cambio en el panorama de admisiones solo ha aumentado la determinación del equipo de desarrollar una nueva generación de líderes, estudiantes que lucharán por que sus voces estén representadas en los campus y más adelante en el lugar de trabajo.
“Quiero que abran las puertas de estos lugares de una patada, para que regresen y abran más puertas”, dijo Alleyne.
Este objetivo lo comparten los ex alumnos del programa que Alleyne y su esposa, Tatiana Poladko, iniciaron en el sótano de una iglesia hace 14 años. Varios están presentes esta noche contando sus propias travesías educativas, que culminaron con becas completas para escuelas como la Universidad de Chicago y la Universidad Wesleyan, donde los costos anuales estimados se acercan a los $90,000.
Antes de la decisión de la Corte Suprema en el caso Students for Fair Admissions contrz Harvard, las universidades altamente selectivas servían como un faro de esperanza y movilidad económica para estudiantes como los que aconseja TeenSHARP. Muchos son los primeros en sus familias en asistir a la universidad y carecen de conexiones heredadas o de acceso a consejeros privados que durante mucho tiempo han dado un impulso a los estudiantes más ricos.
But even before the high court ruling, Black and Latino students were poorly represented at these institutions, while the college degree gap between Black and white Americans was getting worse. For some students, the court decision sends a message that they do not belong, and if they get in, they worry they’ll stand out even more.
Incluso antes del fallo del tribunal superior, los estudiantes afroamericanos y latinos estaban escasamente representados en estas instituciones, mientas que la brecha de títulos universitarios entre estadounidenses negros y blancos sigue empeoriando. Para algunos estudiantes, la decisión judicial envía el mensaje de que no pertenecen, y que, si ingresan, les preocupa resaltar aún más.
“Me sentí realmente molesto por eso”, dijo Jamel Powell, un estudiante de secundaria de Belle Mead, Nueva Jersey, que participa en TeenSHARP, sobre el fallo de acción afirmativa. “Este sistema ha ayudado a muchas minorías subrepresentadas a ingresar a estas escuelas de la Ivy League y sobresalir”.
Si bien el impacto total de la decisión sobre la demografía de los estudiantes no es claro, los representantes de 33 universidades escribieron en un informe amicus presentado en el caso que la proporción de estudiantes afroamericanos en sus campus caería de aproximadamente 7.1 por ciento a 2.1 por ciento, si se prohíben acciones afirmativas.
La incertidumbre sobre lo que significa la decisión está pasando factura a los estudiantes y consejeros escolares a nivel nacional, dijo Mandy Savitz-Romer, profesora titular de la Graduate School of Education de Harvard. Mientras las universidades analizan cómo pueden cumplir sus compromisos con la diversidad y al mismo tiempo cumplir con la ley, los estudiantes se preguntan si mencionar su raza en los ensayos de aplicación los ayudará o los perjudicará.
En la decisión mayoritaria, el presidente del Tribunal Supremo, John Roberts, escribió que la raza sólo podía invocarse dentro del contexto de la historia de vida del solicitante, haciendo de los ensayos la única oportunidad para que los estudiantes discutieran su raza y origen étnico. Pero desde entonces, Edward Blum, el activista conservador que ayudó a llevar el caso ante el tribunal, ha amenazado con más demandas, prometiendo cuestionar cualquier tema de ensayo que no sea “más que un subterfugio clandestino para divulgar la raza de un estudiante”.
El Departamento de Educación ha publicado directrices que dicen que, si bien las escuelas no pueden poner el dedo en la escala de los estudiantes en función de su raza, “siguen siendo libres” de considerar las características vinculadas a las experiencias de vida de los estudiantes individuales, incluida la raza. La National Association of College Admission Counseling emitió una guía similar, mientras que la Common App introdujo nuevos temas de ensayo que incluyen uno sobre la “identidad” y los “antecedentes” de los estudiantes.
Debido a la incertidumbre, los consejeros escolares necesitan capacitación específica en la elaboración de ensayos y en cómo hablar o no sobre la raza, dijo Savitz-Romer durante un webinar en Harvard, el mes pasado, sobre admisiones universitarias después de la acción afirmativa. “Necesitamos consejeros y maestros para que los estudiantes comprendan que la universidad todavía es para ellos”, dijo.
Es una tarea difícil: en promedio, los consejeros de las escuelas públicas atienden a más de 400 estudiantes cada uno, lo que ofrece poco tiempo para asesoramiento personalizado.
Esa realidad es la razón por la que grupos de asesoramiento sin fines de lucro como TeenSHARP trabajan junto a los estudiantes, guiándolos a través de un sistema de admisión cada vez más confuso. El equipo de tres asesores de TeenSHARP trabaja intensamente con aproximadamente 140 estudiantes a la vez, incluidos 50 estudiantes de último año que a menudo se postulan hasta a 20 universidades para maximizar sus posibilidades.
Esa es una fracción de los que necesitan ayuda, otra razón por la que los líderes del grupo dependen de su red de más de 500 “Sharpies”, como se conoce a los alumnos.
Emily Rodríguez, estudiante de último año de TeenSHARP que asiste a la Escuela de Ciencias Conrad en Wilmington, decidió abordar la raza de frente en sus ensayos universitarios: escribió sobre su determinación de no “hacer el papel de la pobre y sumisa mexicana”.
Hamza Parker, estudiante de último año de la escuela secundaria Smyrna de Delaware, quien se mudó a Estados Unidos desde Arabia Saudita cuando cursaba sexto grado, dijo que al principio estaba en contra de escribir sobre su identidad. “Siento que te pone en una posición en la que tienes que tener una historia triste para tu ensayo en lugar de hablar de algo bueno que sucedió en tu vida”, les dijo a Alleyne y Poladko durante una sesión de asesoramiento por Zoom.
Pero en la sesión, Alleyne y Poladko la alentaron a inspirarse en su propia historia, una de la que conocen algo gracias a su trabajo con su hermana mayor, Hasana, ahora estudiante de tercer año en Pomona College. La familia tuvo una mudanza difícil desde Arabia Saudita a la ciudad de Nueva York y más tarde a Delaware, donde Hamza se unió a la Black Student Coalition de Delaware.
Hamza decidió revisar su ensayo centrado en la lingüística para describir cómo experimentó el racismo y luego abrazó su herencia musulmana.
“Soy mi yo social normal y mi fe y vestimenta musulmana son ampliamente conocidas y respetadas en mi escuela”, escribió. “Incluso mi escuela tiene ahora un espacio dedicado a la oración durante el Ramadán”.
Alleyne y Poladko normalmente trabajan con estudiantes que están comenzando su primer año de escuela secundaria, por lo que la pareja puede guiar todo el proceso de solicitud de ingreso a la universidad, como lo hacen algunos costosos asesores privados. Los servicios de TeenSHARP son gratuitos y como organización sin fines de lucro, depende del apoyo de una variedad de donantes.
Ni Poladko ni Alleyne asistieron a escuelas de élite. Se conocieron como estudiantes de posgrado en la Universidad de Rutgers y se comprometieron a iniciar TeenSHARP después de ayudar a la sobrina de Alleyne, estudiante de una gran escuela secundaria pública de la ciudad de Nueva York, a postularse para universidades.
Asombrados por lo complicadas e inaccesibles que podían ser las admisiones universitarias, los dos decidieron convertirlo en el trabajo de su vida, redactando subvenciones y obteniendo donaciones de bancos y fundaciones locales para poder atender a más estudiantes.
Su trabajo ahora es en gran medida remoto: durante la pandemia, la pareja se mudó de Wilmington a la Ucrania natal de Poladko para estar más cerca de su familia, lo que los llevó a una dramática fuga a Polonia con sus tres hijos pequeños cuando estalló la guerra. Poladko se está tomando un año sabático en TeenSHARP este año, aunque todavía ayuda a algunos estudiantes a través de Zoom. Alleyne vuela de Varsovia a Wilmington para reunirse con los estudiantes en persona, a menudo en el centro comunitario del lugar que alguna vez albergó sus oficinas.
También dependen de las relaciones que han construido a lo largo de los años con presidentes de universidades y funcionarios de admisiones en escuelas como Boston College, Pomona College y Wesleyan, Carleton y Macalester Colleges en Minnesota y muchas otras universidades las cuales han dado la bienvenida a los solicitantes de TeenSHARP.
“Necesitamos más ‘Sharpies’ en nuestro campus”, dijo Suzanne Rivera, presidenta de Macalester College, en Minnesota, y miembro del consejo asesor de TeenSHARP. “Sus preguntas son siempre muy inteligentes y reveladoras”.
Los Sharpies también tienden a convertirse en líderes del campus, en parte porque TeenSHARP requiere que sus estudiantes desarrollen habilidades de liderazgo. Eso es algo que William García, quien se graduó de la Universidad de Chicago la primavera pasada, les dijo a los estudiantes de último año en Wilmington.
Al principio, se sintió aislado en Chicago, reticente a hablar de sus experiencias como hispano. “Yo estaba en tu lugar hace cinco años”, dijo García. Más tarde se dio cuenta de que su experiencia podía ser una ventaja y la aprovechó para convertir un ingrediente de uno de los licores más populares de México en una iniciativa comercial para su propia empresa de bebidas de agave.
“Abraza tu historia; cuenta tu historia”, dijo García. “Contaba mi historia y la gente se interesaba mucho y empezaba a ayudarme”.
Alphina Kamara, graduada de Wesleyan University en 2022, instó a los estudiantes de último año a apuntar alto y mirar más allá de las escuelas estatales y los colegios comunitarios locales que tienen tasas de graduación más bajas y menos recursos, lugares donde podría haber terminado si no fueran para TeenSHARP.
“Nunca hubiera sabido que existían escuelas como Wesleyan y que yo, como mujer negra de primera generación, tenía un lugar en ellas”, dijo Kamara, hija de padres inmigrantes de Sierra Leona.
Aun así, siempre habrá algunos estudiantes de TeenSHARP que no van a querer estar en campus con un historial terrible en materia de diversidad, incluso antes de la decisión del tribunal.
Tariah Hyland, quien en la escuela secundaria cofundó la Black Student Coalition de Delaware, sabía que se sentiría más cómoda en uno de los más de 100 colegios y universidades históricamente negros (o HBCU, por sus siglas en inglés) del país. Le dijo a la audiencia de Delaware que está prosperando en su tercer año en la Universidad Howard, donde estudia ciencias políticas.
Powell, estudiante de tercer año de Nueva Jersey, está mirando tanto a Howard como al Morehouse College de Atlanta y dijo que probablemente sólo postulará a las HBCU.
“Cuando estaba en la escuela pública, era el único niño negro en mis clases”, dijo Powell, que ahora asiste a Acelus Academy, una escuela en línea. “Siempre fui una minoría, por lo que, al ir a una HBCU, probablemente vería más personas que se parecen a mí”.
Esto no sorprende a Chelsea Holley, directora de admisiones del Spelman College en Atlanta, quien dijo que espera “más interés por parte de los estudiantes negros y minoritarios, ahora que la Corte Suprema ha tomado lo que creo que es una decisión política regresiva”.
HBCU como Spelman, entre cuyos graduados se encuentran la fundadora del Children’s Defense Fund, Marian Wright Edelman, y la autora Alice Walker, ya están viendo más solicitudes y se están volviendo aún más competitivas.
“Si los estudiantes afroamericanos de último año de secundaria ya no se sienten bienvenidos en campus predominantemente blancos, es menos probable que presenten su solicitud e incluso menos probable que se inscriban, aun cuando se les ofrece la admisión”, dijo Holley y agregó que los estudiantes pueden estar preocupados por más ataques a la diversidad y la inclusión en los campus universitarios y creen que se sentirán más cómodos en una HBCU.
Aun así, no todos predicen que el fallo judicial precipitará una caída permanente de estudiantes afroamericanos e hispanos en universidades selectivas predominantemente blancas. Richard Kahlenberg, autor y académico de la Universidad de Georgetown, predice que la caída será temporal y que la prohibición de la acción afirmativa eventualmente conducirá a un panorama más justo para los estudiantes de bajos ingresos de todas las razas.
Kahlenberg, quien sirvió como testigo experto para Students for Fair Admissions, dijo que quiere ver el fin de las preferencias heredadas, así como del reclutamiento atlético, para que las universidades puedan dar “un impulso significativo” a los “estudiantes desfavorecidos de todas las razas”, agregando que es posible “obtener diversidad racial sin preferencias raciales”. Los desafíos a las admisiones heredadas están aumentando: el Departamento de Educación ha abierto una investigación sobre el uso de esta práctica por parte de Harvard y un reciente proyecto de ley bipartidista exige que las universidades pongan fin a esta práctica.
A medida que se acerca la mitad de diciembre, Alleyne y Poladko esperan ansiosamente ver cómo le irá al puñado de estudiantes de TeenSHARP que solicitaron una decisión anticipada.
“Los funcionarios de admisiones nos aseguran que su compromiso con la diversidad no ha cambiado”, dijo Poladko. “Pero tendremos que ver. Hemos explicado a las familias y a los estudiantes que este año es un año de aprendizaje”.
Hasta entonces, tanto Poladko como Alleyne seguirán presionando a los estudiantes para que ayuden a quienes vengan después de ellos.
“Nuestro objetivo es descubrir el juego de las admisiones y darles una ventaja a nuestros estudiantes”, dijo Alleyne. “Y nuestro trabajo es enseñarles cómo jugar”.
Esta historia sobre TeenSHARP es la primera en una serie de artículos producidos por by The Hechinger Report conjunto con Soledad O’Brien Productions, sobre el impacto de la decisión de la Corte Suprema que prohíbe la acción afirmativa.
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