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Cristian Rubio, de 18 años, se prepara para realizar su tarea de física en la sala de su acogedora residencia familiar en Sioux City, Iowa. Credit: Fotografía: Lillian Mongeau/The Hechinger Report

SIOUX CITY, Iowa — La mochila con ruedas era de color gris y cierres naranja. Fabricada por Totto, una popular marca sudamericana, la mochila le había servido como equipaje de mano a Cristian Rubio, de 13 años, durante el vuelo de Ecuador a Estados Unidos que había abordado la semana anterior. Era uno de los pocos objetos de valor personal que había traído de su país.

“Me traía algunos recuerdos alocados, como cuando mis amigos se subían a la mochila y hacían carreras”, señaló Rubio, quien hoy en día tiene 18 años.

Le alegraba el hecho de contar con un objeto familiar a medida que entraba sin compañía a North Middle School con la intención de comenzar octavo grado en su nueva ciudad, Sioux City, Iowa. Ciertamente, aquel día de noviembre no había otra cosa que resultara normal en su vida.

Su hermano mayor, Esteban, y él vivían con su abuela, quien había venido con ellos a Estados Unidos. La familia Rubio había decidido mudarse a Estados Unidos con el propósito de buscar un mejor futuro para los niños, y eligieron Sioux City con la intención de estar cerca de algunos parientes. Sin embargo, dejar una vida atrás y comenzar unja nueva no resulta sencillo, así que los niños viajaron primero para comenzar a asistir a su nueva escuela mientras sus padres se quedaron en Ecuador “para intentar vender todo lo que teníamos”. Esto implicó que Cristian comenzara su primer día de clases en Estados Unidos sin un abrazo de su madre o una sonrisa reconfortante de su padre. Tampoco entró a la escuela en compañía de su hermano. Esteban asistiría a la escuela secundaria, un edificio incluso más grande que la escuela intermedia (la cual ya le parecía enorme), ambas situadas sobre una de las pocas colinas de la zona al norte de la ciudad.

“Es un problema complicado. Resulta un tanto difícil encontrar el equilibrio entre brindar clases especiales para aprendices de inglés y compartir clases con estudiantes que hablan inglés.”

Aquella mañana, la abuela de Cristian le aconsejó que se negara si intentaban venderle drogas y que se informara sobre cómo solicitar que uno de esos grandes autobuses amarillos pasara a recogerlo a casa. Sin embargo, su abuela no estaba mucho mejor informada que él sobre las escuelas estadounidenses. Recuerda haber sentido miedo.

“Pasé directo a la oficina y solicité a alguien que hablara español, pues no entendía nada de lo que decía la señora de la oficina”, recordó. Había tomado lecciones de inglés en su país, pero le parecía que los residentes de la localidad hablaban con una velocidad increíble.

La experiencia de Cristian como estudiante recién llegado es una que resulta cada vez más común. Estados Unidos se encuentra atravesando la segunda oleada de inmigración más grande en su historia, compitiendo con la primera gran oleada, que alcanzó su auge a comienzos de la década de 1900. Un 6 por ciento de inmigrantes actuales son niños y, en el año 2017, al menos uno de los progenitores del 26 por ciento de niños en todo el país era inmigrante,  de acuerdo con el Instituto de Políticas Migratorias, un comité de expertos dedicado al análisis de las tendencias de migración e inmigración. Y, sin embargo, la experiencia de los inmigrantes sigue siendo inusual en Iowa, un estado que tradicionalmente ha tenido una gran influencia en las elecciones presidenciales pero luce muy distinto al resto del país: Iowa tiene un 18 por ciento más población blanca que el país en su totalidad. Además, acoge a muchos menos inmigrantes: 5 por ciento, en contraste al 13 por ciento del resto del país, según datos de la Oficina de Censos de Estados Unidos.

Sin embargo, las cosas están cambiando.

El porcentaje de niños de Iowa provenientes de familias inmigrantes aumentó de 2,4 por ciento en 1990 a 11,3 por ciento en 2017, de acuerdo con el Instituto de Políticas Migratorias. Y el Condado de Woodbury, donde se encuentra Sioux City, la ciudad adoptiva de Cristian, presentó un porcentaje más alto de estudiantes provenientes de familias inmigrantes (17 por ciento) que cualquier otro condado de Iowa hasta el año 2017, de acuerdo con el Centro de Estudios de Inmigración, otro comité de expertos que registra estadísticas de inmigración.

17 por ciento: porcentaje de estudiantes inmigrantes en el Condado de Woodbury (donde está ubicado Sioux City)

Como resultado, Sioux City (una ciudad ubicada a orillas del río Misuri donde la industria de la carne es un pilar de la economía) es más diversa que la mayoría del resto del estado. En el año 2018, por primera vez en la historia del distrito, la mayoría de los 14,976 estudiantes de Sioux City, un 52 por ciento, eran personas de color. (El país superó esta marca en 2014). Además, 20 por ciento de los estudiantes del distrito son clasificados como aprendices de inglés; un tercio de estos estudiantes reportó haber nacido en el extranjero, de acuerdo con documentos del distrito.

Sioux City ha sido un destino predilecto para los inmigrantes durante décadas. Antes de la Segunda Guerra Mundial, acogió a muchas familias italianas que buscaban trabajo en las plantas procesadoras de carne. En la década de 1980, llegó una oleada de inmigrantes que huía de la guerra en Vietnam. Desde entonces, México y Centroamérica han sido los principales países de origen de los nuevos miembros de la población. En el año 2017, se inauguró una planta procesadora de carne de cerdo y se crearon 2,400 puestos de trabajo en la ciudad. Los residentes atribuyen a la planta la nueva oleada de inmigrantes, quienes en esta ocasión provienen de países africanos.

Hoy en día, niños de Centroamérica, México y África constituyen la mayoría de la población estudiantil de inmigrantes en las escuelas. Los padres son atraídos por los empleos en las plantas procesadoras y el bajo costo de vida. En cuanto llegan, le comunican a sus hermanas y primos que la ciudad resulta perfecta para criar una familia, y así es como la población de inmigrantes crece aún más. Para el 2018, más del 10 por ciento de residentes de la ciudad eran extranjeros, de acuerdo con la Oficina del Censo de los Estados Unidos.

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Estudiantes de Hunt Arts Elementary School en Sioux City, Iowa, incorporan el arte en todas sus lecciones, una técnica que permite que los estudiantes que aún no dominan el inglés cuenten con diversas formas de expresar sus conocimientos. Credit: Fotografía: Lillian Mongeau/The Hechinger Report

“Se los aseguro, en menos de una década, la ciudad se ha vuelto más diversa y liberal”, afirma Tori Albright, coordinadora del programa de idiomas internacionales en el Distrito Escolar de la Comunidad de Sioux City, una de las organizaciones que genera más empleo en la región. “Donde quiera que vayas, encuentras personas de todo tipo de culturas y ascendencias”.

A pesar del gran número de empleos que no requieren especialización y de que algunos inmigrantes abren pequeños negocios o encuentran empleos mejor pagados como traductores o tutores, la pobreza sigue siendo un problema para los recién llegados. En general, el departamento de educación del estado estima que un 61 por ciento de estudiantes de Sioux City cumple los requisitos para optar por almuerzos gratis o a precio módico, un indicativo gubernamental estándar de pobreza estudiantil. (El distrito usa una fórmula distinta y calcula que incluso más estudiantes pueden ser considerados de bajos recursos).

“Es el lugar más pintoresco, adorable y diverso que he visto en el Medio Oeste estadounidense.”

Emily Jasman, maestra asesora, ha impartido clases en Sioux City desde la década de 1980 cuando la mayoría de los inmigrantes recién llegados provenían de Vietnam. Hoy en día, capacita a otros maestros para educar a los estudiantes inmigrantes que aún están aprendiendo inglés. Después de casi 40 años en Sioux City, Jasman está cansada de escuchar que Iowa es un mal barómetro político debido a su falta de diversidad.

“Quiero que sepan lo orgullosos que estamos de nuestra diversidad”, señala. “La diversidad es el rostro del Medio Oeste estadounidense”.

Si esta afirmación aún no es una verdad absoluta, lo cierto es que sí aplica cada vez más para las escuelas de la zona, y las lecciones que han aprendido los líderes de distrito de Sioux City con respecto a recibir con los brazos abiertos a los estudiantes inmigrantes podrían contribuir en la capacitación de docentes de todo el estado y la región. En el caso de Cristian, lo que resultó más importante en aquel aterrador primer día fue que, con líderes como Albright y Jasman sentando las bases, North Middle School estaba lista para recibirlo.

Poco después de haber solicitado a alguien que hablara español, una asistente que Cristian recuerda como la Sra. M (“una de las mejores maestras, que siempre intentaba ayudarte”) llegó para acompañarlo a su primera clase. También descubrió que había llegado una hora tarde a su primer día, lo cual explicaba por qué los pasillos estaban vacíos.  El horario de verano había comenzado el día anterior, y debido a que esto no se aplica en Ecuador, ningún miembro de su familia sabía que debían ajustar sus relojes.

En aquella primera clase, diseñada para recién llegados, encontró una mezcla de estudiantes latinos y africanos sentados en filas de cuatro o cinco. Cuando se sentó, la clase ya había comenzado, pero los niños a su alrededor lo saludaron en voz baja, lo cual logró tranquilizarlo. Posteriormente, sonó la campana que indicaba el inicio del segundo periodo y todos se levantaron para marcharse. Cristian estaba sorprendido. En su país, eran los maestros quienes llegaban a las aulas y los niños se mantenían en su lugar. Sin embargo, la Sra. M regresó para guiarlo a través de los concurridos pasillos y él la siguió con agradecimiento.

“La diversidad es el rostro del Medio Oeste estadounidense.”

“Sin duda, me recordó a todas esas películas ambientadas en escuelas estadounidenses que había visto”, comentó sobre haber atravesado los abarrotados pasillos durante su primer día. “Observé a muchos estudiantes pasar a mi lado mientras charlaban con sus amigos. Me hizo sentir pequeño y recordar a los amigos que había dejado en mi país.”

No tardó en descubrir que era fácil entablar amistad con los estudiantes inmigrantes como él y con los muchos chicos nacidos en Iowa de padres hispanohablantes. Además, a medida que transcurría el año, su educación previa en una escuela católica privada en Ecuador le sirvió de mucho. Comenzó a captar palabras que había aprendido en sus clases de inglés en Ecuador, agregó otras nuevas y poco después fue asignado a las clases estándar. Hoy en día, siendo estudiante de último año de secundaria, Cristian se encuentra inscrito en cuatro clases de colocación avanzada, o Clases AP (psicología, biología, informática y español) y dos clases de crédito doble en la universidad local (física y cálculo). Además, es el vicecapitán del equipo de eSports “Rainbow Six Siege” (los equipos de eSports compiten en torneos organizados de videojuegos multijugador), es el vicepresidente del club de eSports y es miembro de la National Honor Society. Cristian se graduará de North High School en primavera.

No todos los estudiantes inmigrantes llegan a Estados Unidos con una buena formación académica, como Cristian, pero en lugar de ver a los nuevos estudiantes con su amplia gama de necesidades como un problema, los líderes de distrito afirman haber aceptado la creciente diversidad de su ciudad. Albright, nativa del Medio Oeste estadounidense y que cursó sus estudios universitarios en Florida, señaló que ese es el motivo por el que decidió vivir y trabajar en este distrito.

“Es el lugar más pintoresco, adorable y diverso que he visto en el Medio Oeste estadounidense”, indicó mientras navegaba por las amplias carreteras que conectan North Middle School, en las colinas al borde de la ciudad, con Irving Elementary School, más céntrica y cercana a las orillas del río Misuri.

Irving es el hogar del programa bilingüe del distrito, que comenzó en el 2005. Los estudiantes inscritos, algunos de familias de habla inglesa y otros de familias de habla hispana, aprenden todas las asignaturas en ambos idiomas desde kínder hasta quinto grado. En la escuela intermedia, cursan una clase especial de artes del lenguaje en español. Y en la escuela secundaria, progresan a cursos más avanzados de idiomas, incluyendo dos Clases AP en español (“lenguaje y cultura” y “literatura y cultura”). Hasta el presente año, tan solo entre 45 y 50 estudiantes de cada grado han formado parte del programa, y 30 estudiantes de cada grado permanecen en el programa hasta graduarse. Estos números equivalen a un 3 o 4 por ciento de la población estudiantil del distrito. Pero ahora, todos los estudiantes que ingresan a kínder y primer grado en Irving están inscritos en el programa, lo que aumenta el total a unos 110 estudiantes en cada uno de esos grados.

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Durante una mañana reciente de invierno, en un aula de matemáticas de tercer grado en Irving, Jessica Chavez-Perez, de 8 años, Cadmiel Sandoval, de la misma edad y Mishelle Orellana, de 9 años, realizaban ejercicios de suma y multiplicación usando una cuadrícula. Su maestro, Luis Lemus, estaba frente a un “pizarrón” digital interactivo explicando en español que 4×6 y 6×4 son dos formas de hacer referencia al mismo resultado: 24. Los tres niños, nacidos en Estados Unidos de padres inmigrantes, seguían la clase sin dificultad. Sus libros estaban en español y coincidían a la perfección con los libros en inglés que usaban otros estudiantes de tercer grado del distrito.

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Estudiantes de la clase de ciencias para aprendices de inglés en una escuela intermedia de Sioux City, Iowa, usan lupas para comprobar los resultados de una parte de su experimento. Credit: Fotografía: Lillian Mongeau/The Hechinger Report

“Se me dan muy bien las matemáticas”, susurró Cadmiel en inglés cuando Lemus, el Maestro del Año 2020 del distrito, realizó una pausa para que los niños resolvieran un par de problemas por sí solos. “Es sencillo.”

Desarrollar seguridad en los niños, como en el caso de Cadmiel, es el objetivo de los programas bilingües, los cuales están diseñados para lograr que los niños se mantengan al nivel académico correspondiente en todas las asignaturas, en lugar de permitir que algunos se atrasen en contenido debido a su falta de dominio del inglés.

Además del programa bilingüe que crece cada vez más, el distrito también cumple los pasos más tradicionales para ayudar a los estudiantes cuya lengua materna no es el inglés. Cuentan con un proceso de registro simplificado que les permite a los nuevos estudiantes registrarse, ser evaluados en el dominio del idioma y optar por servicios escolares, todo en un solo lugar. Las clases para recién llegados, como a la que asistió Cristian en octavo grado, se centran en la enseñanza directa de inglés para los que acaban de llegar. Matemáticas y ciencias son impartidas en clases especiales para estudiantes que todavía están aprendiendo inglés. Los maestros en estas clases explican el contenido un poco más lento y definen las palabras de forma minuciosa. En las mejores clases de este tipo, la enseñanza del inglés se integra a la perfección con la enseñanza del contenido, permitiendo que los niños con distintos niveles de dominio del inglés puedan seguir el ritmo.

Todos los maestros de Sioux City (no solo aquellos responsables de las clases destinadas a aprendices de inglés) reciben preparación de “maestros asesores” especialmente capacitados como Jasman. Esta preparación los instruye sobre los mejores métodos para ayudar a los estudiantes que aún están aprendiendo inglés. Además, un servicio telefónico especial financiado por el distrito, llamado TransPerfect, permite que los maestros y directores dispongan de traductores telefónicos para ayudarles a comunicarse con los padres en más de 150 idiomas.

“Hace poco agregaron el tigriña”, comentó Albright por correo electrónico, citando un idioma común de Eritrea y Etiopía, “lo cual nos parece grandioso, pues tenemos muchos estudiantes que hablan ese idioma.”

Sin embargo, limitarse a enseñarles inglés a los niños no nativos no es suficiente para los docentes de la región; quieren que todos los niños tengan acceso equitativo a todo lo que ofrecen las escuelas.

“La educación pública es gratuita y accesible para todos”, afirmó Albright cuando se le preguntó por qué todo este trabajo le parecía necesario. “Y todos quiere decir todos”.

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Estudiantes de quinto grado participan en una lección de percusión internacional como parte de su clase regular de música en Bryant Elementary, Sioux City, Iowa. La mayoría de los ejercicios son no verbales, lo que equilibra la balanza para los niños que aún no dominan el inglés. Además, muchos de los ritmos y técnicas provienen de África, el continente de origen de un creciente número de inmigrantes en la región. Credit: Fotografía: Lillian Mongeau/The Hechinger Report

Siguiendo ese orden de ideas, el distrito integró recientemente clases de percusión internacional que incorporan tradiciones de tambor africano y proporcionan una experiencia de aprendizaje no verbal al currículo de música. Tras haber recibido múltiples galardones y distinciones por su programa educativo de música, Pat Toben, coordinadora de arte y participación comunitaria en el distrito, está decidida a conseguir que la música también resulte accesible para todos. Ha surgido un creciente esfuerzo por incorporar una banda de mariachi a la escuela secundaria. Y el departamento trabaja arduamente para proporcionar los instrumentos, la vestimenta adecuada y los medios de transporte. Además, han reconsiderado algunas políticas antiguas. Por ejemplo, las calificaciones de los estudiantes ya no se basan en su asistencia a conciertos nocturnos.

“Las calificaciones de los chicos no pueden basarse en si pueden asistir o no por la falta de transporte”, puntualizó Toben.

A mediados de diciembre del 2019, hubo un clima glacial en Sioux City con temperaturas que alcanzaban los 13 grados y llegaban a un solo dígito durante la noche. Las oficinas escolares de todo el distrito fueron decoradas con detalles navideños y se organizaron conciertos festivos, muchos de ellos repletos de villancicos. Muchos maestros no entendían por qué sus esfuerzos por animar la navidad podrían resultar poco gratos para los estudiantes de otras culturas, señaló Toben.

Toben desea que los estudiantes adopten una actitud más festiva y considera el problema como un ejemplo de todo el camino que el distrito aún debe recorrer para cambiar la cultura escolar lo suficiente para que todos puedan integrarse con facilidad. Por ejemplo, mientras la banda de quinto grado, la orquesta de escuela primaria y la banda y orquesta de escuela secundaria reflejan la diversidad del distrito, esto cambia en la escuela secundaria. Solo un 31 por ciento de la banda y un 39 por ciento de la orquesta de la escuela secundaria están compuestas por estudiantes de color. Y a pesar de que la diversidad también ha estado en constante aumento en la escuela secundaria, Toben considera que seguir diversificando el programa de música es una de las principales prioridades.

Al mismo tiempo, el distrito se ha dedicado durante la última década a expandir las oportunidades académicas avanzadas para los hispanohablantes. Veintinueve estudiantes, muchos de los cuales formaban parte del programa chárter bilingüe en Irving, se graduaron con el Seal of Biliteracy en el 2019, la primera promoción de Iowa que tuvo esa oportunidad. El reconocimiento, obtenido por 91,433 estudiantes a nivel nacional en el 2018 es una distinción conocida en todo el país para los estudiantes que han completado cursos avanzados en inglés y en español. California fue pionero en el programa en el 2011, y desde entonces ha sido adoptado por 38 estados y Washington, D.C.  Iowa adoptó el reconocimiento en el ciclo escolar 2018-2019 y se lo otorgó a 775 estudiantes en 2019. Otros 23 estudiantes de último año en Sioux City obtendrán el reconocimiento en la primavera del 2020.

Cristian está cursando las Clases AP que necesita para obtener el reconocimiento la próxima primavera, pero las calificaciones serán recibidas a lo largo del verano por lo que probablemente obtendrá el reconocimiento después de la graduación. Independientemente de que tenga esa distinción adicional en su diploma el día de la graduación, sus padres estarán allí, sonriendo y aplaudiendo ante la muestra más reciente de que su plan está funcionando: sus hijos están alcanzando el éxito en Estados Unidos.

18 puntos porcentuales: representa cuan superior es la población blanca de Iowa con relación al resto del país

“Quiero que estudien, para que en el futuro puedan mejorar sus condiciones de vida”, señaló el padre de Cristian, Alex Rubio, de 52 años. Su esposa y él llegaron al país un par de semanas después que los chicos en el año 2015. Hoy en día, viven con sus hijos en una acogedora vivienda de una planta ubicada a pocas cuadras de un centro comercial, con todo y Starbucks.

“El sistema del país es más liberal y los estudiantes suelen tener la oportunidad de elegir lo que quieren estudiar”, indicó Rubio. Años atrás, administraba un pequeño negocio en Quito, la animada capital de Ecuador, y ahora trabaja en una planta procesadora de carne en Sioux City. El trabajo es físico y agotador, pero Rubio cree que vale la pena si permite que sus hijos puedan asegurarse un lugar en el país.

Debido a lo comprometido que está en alcanzar ese futuro, Rubio no presta mucha atención a la política del país. Por su parte, Cristian dice que no le agrada lo que ha escuchado de los republicanos sobre adoptar medidas drásticas contra la inmigración y construir un muro en la frontera sur, pero intenta no llamar la atención y concentrarse en sus estudios.

Ha sido difícil para los residentes de Iowa ignorar la política durante el último año con la reunión electoral del 3 de febrero, considerado el primer desafío para los candidatos presidenciales. Desde el primero de enero del 2019 hasta el 3 de febrero del 2020, los candidatos presidenciales del Partido Demócrata visitaron Sioux City 68 veces, más de una vez a la semana, de acuerdo con los registros del Des Moines Register. Pero, aun así, pocas personas estaban interesadas en hablar sobre política.­­

Esto incluye a Merhawi Reda, de 13 años, quien estaba más interesado en hablar sobre la extensa familia que dejó en Eritrea y los días cuando visitaban su granja en las afueras de la ciudad y jugaban en la laguna. Merhawi es un estudiante de octavo grado en la clase de ciencias para aprendices de inglés impartida por Libby Greene en North Middle School, la misma escuela a la que asistió Cristian. El chico, vestido con una camiseta azul marino y una bufanda, se mudó a Sioux City el presente año, pero llegó a Estados Unidos cuando tenía 10. A pesar de que extraña ciertos aspectos de su antigua vida, afirma sentirse feliz aquí y espera poder asistir a una universidad estadounidense.

Gitu Gobana, de 12 años, viajó de Etiopía a Estados Unidos hace poco más de un año. La estudiante de sexto grado en North Middle School en Sioux City, Iowa, afirma que “se siente bien” en su nueva ciudad, y señala a otros tres niños de su clase de ciencias para aprendices de inglés que también provienen de Etiopía. Credit: Fotografía: Lillian Mongeau/The Hechinger Report

“Me gusta reparar todo tipo de objetos”, dijo mientras usaba una lupa para examinar el polvo de tiza que su grupo había pulverizado como parte de su experimento de ciencias. “Parecen montañas”, comentó.

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Merhawi y su compañera de clases, Gitu Gobana, de 12 años, recitan los países de origen del resto de sus compañeros (Guatemala, Somalia, El Salvador, México) y enumeran a sus hermanos. Gitu es nativa de Etiopía y vive junto a sus tres hermanos, además de sus padres. Su madre trabaja en la planta Tyson. Su padre ayuda a las personas a calcular sus impuestos. ¿Es contador? Ella cree que sí.

Los padres de Merhawi trabajan en Seabord Triumph, la planta procesadora de carne de cerdo que fue inaugurada en el 2017. Merhawi vive con sus padres y sus tres hermanos en una vivienda que resulta menos costosa que la de Texas, donde su familia se estableció primero. Iowa le resulta frío, pero dice que le agradan sus compañeros y todos los proyectos que realizan, y le alegra que sus padres hayan encontrado trabajo fijo. Su único deseo es que “hubiera clases para aprender cómo reparar cosas.”

Cristian tenía la edad de Merhawi cuando llegó a Sioux City. Aunque podría parecer un gran avance desde la clase de ciencias para aprendices de inglés, donde el maestro realiza continuas pausas para definir palabras como “congelado”, hasta las Clases AP, Cristian no es un prodigio sin precedentes. El índice de graduación del distrito en el ciclo escolar 2017-2018 fue de un respetable 86 por ciento, y el índice de graduación de estudiantes cuya lengua materna no es el inglés del mismo año fue de un 79 por ciento. Aunque es una diferencia que a los líderes del distrito les gustaría reducir aún más, está muy por debajo del promedio nacional. En el ciclo escolar 2016-2017, el año más reciente del que se tienen datos disponibles, el índice nacional de graduación para los aprendices de inglés fue de 66 por ciento, en contraste al 85 por ciento en general, de acuerdo con el National Center for Education Statistics. (Iowa cuenta con uno de los índices de graduación más altos del país: 91 por ciento. Y aunque Sioux City, uno de los distritos más pobres del estado, sigue el promedio de cerca, su índice de graduación de aprendices de inglés se encuentra tan solo un punto por debajo del promedio estatal de 80 por ciento).

Raquel Valladolid, de 17 años, es otra historia de éxito en la región. Cuando comenzó el kínder, solo hablaba español; la próxima primavera, Raquel, quien hoy en día es miembro de la National Honor Society, recibirá un diploma que exhibirá el reconocimiento Seal of Biliteracy. Al igual que un creciente número de estudiantes de familias inmigrantes en la región, Raquel nació y se crio en Sioux City. Su madre es una tutora de inglés que trabaja para el distrito escolar y su padre trabaja en Tyson, los dos son de México.

Raquel toca la flauta y el flautín en la banda escolar, pertenece al equipo de Quizbowl y al equipo de tenis de la escuela secundaria. Ingresará a la Universidad de Iowa en otoño, donde planea especializarse en inglés y educación, y espera convertirse en una maestra como aquellas que contribuyeron a que el sueño americano de su familia se hiciera realidad. Aunque no todos los niños con los que se crio han podido alcanzar el mismo éxito.

La maestra de música de escuela intermedia Amy Ortman, instruye a Yoseif Kidanemariam, quien toca el clarinete bajo y cursa séptimo grado en North Middle School, Sioux City, Iowa. Lograr que el galardonado programa de música resulte accesible para todos es uno de los principales objetivos del distrito. Credit: Fotografía: Lillian Mongeau/The Hechinger Report

“Se necesitan muchos cambios en el sistema en general para lograr que las personas puedan hablar y escribir en dos idiomas”, señala. “Las clases de la escuela secundaria no son suficientes.”

Una clase es “una forma artificial de aprender un idioma”, afirma. Opina que deberían existir más oportunidades de tener experiencias de la vida real, lo cual espera que también aumente las oportunidades de interacción entre niños que hablan español en casa y niños que hablan inglés.

Además, existe casi otra docena de idiomas usados en los hogares de Sioux City, incluyendo árabe, francés, somalí, criollo haitiano, vietnamita, oromo y amárico (los dos últimos son propios de Etiopía, al igual que de otros países africanos). Aunque los niños que hablan estos idiomas son agrupados en clases especiales para aprendices de inglés, actualmente no cuentan con la oportunidad de aprender asignaturas académicas en su idioma materno junto a estudiantes cuyo idioma materno es el inglés.

Albright está consciente del problema, pero es difícil de solucionar. Por un lado, es difícil encontrar adultos que hablen estos nuevos idiomas para Iowa y que además cuenten con la capacitación necesaria para ejercer la docencia. Puede que el árabe o el chino mandarín sea el próximo idioma en el que Sioux City ofrezca clases avanzadas, indicó, pero hasta ahora no hay planes concretos.

Zachary Crawford, de 17 años, es uno de los pocos niños blancos de la ciudad que obtendrá el Seal of Biliteracy la próxima primavera. Su madre, Kerry Hildring, de 46 años, es maestra y su padre camionero. Ambos son nativos de la región, cuya población estaba compuesta por más personas blancas durante su infancia. Hildring vio el programa bilingüe como una oportunidad para que su hijo interactuara con personas de diferentes culturas. “Era increíble”, comentó sobre su primera impresión del programa bilingüe de Irving.

“No quiero decir que el programa en sí me ha convertido en lo que soy, pero, en cierta forma, sí que lo ha hecho”, comentó Zach sobre el programa. “Existe mucho odio en el mundo, y este programa me ayudó a mantenerme alejado de él.”

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Autorretratos de los estudiantes se exhiben en la pared de Hunt Arts Elementary en Sioux City, Iowa. Credit: Fotografía: Lillian Mongeau/The Hechinger Report

Zach, quien luce una melena rebelde de rizos rubios, afirmó que aún existe una “minoría con perspectivas obsoletas” en la ciudad, pero que la mayoría de las personas eran tolerantes. Tanto la madre como el hijo comentaron que han notado que los residentes blancos de mayor edad suelen ser los más “resistentes” al sector demográfico cambiante de la ciudad, en comparación a los residentes más jóvenes. “No me atrevería a decir que la intolerancia ha desaparecido por completo en mi generación”, indica Zach, “pero ha disminuido.”

Cristian afirmó que la mayoría de las personas que había conocido en Sioux City eran amigables. Ha escuchado casualmente a algunas personas cuyo idioma materno es el inglés burlarse de su acento, pero los ignora para evitar conflictos.

“No les deseo que les vaya mal”, comentó Cristian, quien hoy en día se peina el cabello de lado con mucha pulcritud, con un mechón de cabello oscuro que se ondula hacia un lado. “Tan solo me gustaría que consideraran que Estados Unidos siempre ha sido una mezcla de culturas… y debería estar bien tener diferentes culturas y ser de diferentes razas.”

Al igual que Raquel, Cristian opina que el distrito podría hacer más para incentivar a los estudiantes a conocerse mejor, rompiendo las barreras raciales e idiomáticas.

“Parece que quisieran protegerlos [a los aprendices de inglés] de otros estudiantes”, señala. “Es un problema complicado. Resulta un tanto difícil encontrar el equilibrio entre brindar clases especiales para aprendices de inglés y compartir clases con estudiantes que hablan inglés.”

Sin embargo, de momento, no se concentra en ese problema. Le interesa más ser admitido en la universidad, donde desea estudiar informática. Al igual que muchos estudiantes inmigrantes de la región y de todo el país, espera honrar los sacrificios de sus padres y hacerlos sentir orgullosos. Y la mochila, que aún sigue siendo un reconfortante lazo con su país, hoy día se encuentra guardada de forma segura en su clóset.

Esta historia sobre inmigrantes fue producida por The Hechinger Report, una organización informativa independiente y sin fines de lucro enfocada en la desigualdad e innovación en el ámbito educativo. Suscríbete al boletín de noticias de Hechinger.

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